Vivimos en una sociedad donde cada acontecimiento
puede y por lo general se vuelve un espectáculo, es decir una realidad
artificial que se nos hace ver natural a través de los medios de comunicación y
aún más en esta sociedad posmoderna; así cuando en el mundo ocurre algo sin
importar si refiere al arte, la política o cualquier otro aspecto del
pensamiento humano, todo en general forma parte del gran espectáculo y el
deporte sin lugar a dudas también.
Lipovetsky dijo que en la sociedad posmoderna el
deporte pasó de ser un entretenimiento del fin de semana a volverse
omnipresente en nuestras vidas, pero esto no tiene nada que ver con el deporte
en general, más bien se volvió un arma del nuevo opio de las masas, los medios
de comunicación y el espectáculo.
En la sociedades antiguas esta función era cumplida
por la región, sin embargo en la actualidad las masas son influenciadas por el
espectáculo, y dentro de esa influencia se encuentra el futbol. Este deporte es
el más popular del mundo y es por eso que los medios se han decidido, cuando
ocurre un encuentro global como lo es el mundial, a darle un seguimiento único al
igual que las olimpiadas.
Históricamente el deporte ha servido como un
distractor social, lo fueron las olimpiadas de México 68 y el mundial del 74 en
Argentina, también como una muestra de poder en las olimpiadas de Berlín de
1936. Ahora llega el mundial de Rusia dentro de una ola de incertidumbre en el
mudo, la polémica de Estados Unidos y el G7, la situación de pobreza en
Venezuela, Siria, Guatemala y el cierre se campañas en nuestro país son quizás algunas
de la cosas que se verán opacadas por la justa mundialista.
No obstante y consciente de todo lo anterior como amante
del deporte que soy y futbolero de corazón disfrutare del mundial como cualquier
aficionado, pero sumamente lúcido de que voy ser un pequeña parte más del
espectáculo del mundial.
Dr. Muffin
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